lunes, 21 de abril de 2014

Otres Beach

Ayer fue un día tan completo que apenas tuve tiempo para hacer el blog, así que hoy me toca hacer dos entradas de estos dos días tan intensos. 

Cansados de esta playa de Serendipity y Ochental (que es la que esta a continuación), queríamos salir del chiringuito continuo, con musicón, alcohol, niños pidiendo o vendiendo pulseras, pobreza, basura en el mar y suciedad en la arena. Sé que lo estoy pintando muy mal, y a veces, por la noche, es una playa agradable para cenar barato y/o tomar algunas copas pero durante el día puedes ver mas en detalle todos los defectos. 




Queríamos ir a una playa a descansar, con la arena blanca, el mar limpio y agua cristalina. chiringuitos de playa sí, pero con música chill out y ambiente mas relajado. Y esa es Otres Beach. Los precios un poco mas caros, pero merece la pena los 5 o 6 dolares que te cuesta el trayecto en Tuk tuk para poder disfrutar de esta increíble playa. 

Y veníamos ya con ganas de bañarnos, porque el día había empezado caluroso desde por la mañana. Aquí dan temperaturas en torno a 28 grados, que para ser el mes de abril que se supone es el mas caluroso, no están nada mal, pero acostumbrados al fresquito de Londres se nos está haciendo complicado de soportar. 
Negociamos con un tuk tuk para todo el día. A veces sale mas barato y es mas cómodo negociar una sola vez que tener que estar buscando un transporte en cada sitio evitando ser estafado y perdiendo mucho tiempo en ello. Por 12 dolares puedes alquilar un tuk tuk para que te lleve a los alrededores haciendo 3 o 4 trayectos y recogiéndote luego por la tarde/noche para llevarte de vuelta al hotel. 

Queríamos ir a ver el mercado central por la la mañana, bullicioso y lleno de genero de todo tipo, calor y olores. Pasando entre los callejones e suceden puestos de verduras, ropas, pescados, peluquerías, zapaterías y joyerías. 

Esta zona obviamente es la que mas me ha gustado, dada mi afición últimamente por el tema. Pudimos pasear por los talleres donde con un calor abrasador trabajan los distintos metales. Parecen oro y plata, pero realmente es un riesgo enorme decidirte a comprar a precio de oro un metal que brilla pero que puede ser cualquier cosa. No obstante lo rudimentario de los puestos, materiales y herramientas es digno de alabar puesto que ves cómo con casi nada de recursos, al final acaban haciendo algunas cosas decentes. 

Pasamos luego a la zona de las especias donde compramos la pimienta de Kampot, la mas famosa y rica del mundo para mi querido amigo Chef Kevin White. I hope you like it. Aquí le echan pimienta a todo, arroz, verduras, pollo, ensalada... cualquier cosa lleva pimienta. Y es tan aromática y sabrosa que de verdad dan ganar de echársela a mas cosas. Nosotros por ejemplo tomamos las almejas en España con ajo y perejil y vino blanco. Aquí es lima y pimienta negra. Exquisito igualmente. 


La mejor zona del mercado sin duda es la de los pescados y mariscos. Todos vivos, cangrejos de todos los tamaños y colores, gambones Rey gigantes, conchas finas, coquinas y cualquier tipo de almeja junto a otros pescados desconocidos y bandejas de algas con chili y pimienta para guarnición. Justo al lado de los puestos de pescado seco, pasta de gambas y salsa de pescado, el olor combinado con el calor no permite estar mas de unos pocos minutos. Justo al lado el puesto de los famosos Durian, el fruto prohibido de comer en sitios públicos por el olor nauseabundo que tiene, ese puesto estratégicamente situado, casi no olía a nada en comparación. 

Un par de callejones mas y algunas compras de capricho de ultima hora y ya estábamos deseando salir a coger el Tuk y Tuk y llegar a la playa. De camino pudimos ver de nuevo la enorme pobreza que existe en el país, todo lleno de poblados de chabolas, suciedad y basuras en cuanto te alejas de los sitios turísticos. Es un país al que le ha llegado el turismo antes de estar preparado para ello. Cuando llegamos a Otres Beach lo primero que vimos fue el chiringuito Ibiza Beach que lo lleva un Canario llamado Leo con el que estuvimos charlando hasta la puesta de sol. por cierto, la única playa de Sihanoukville con una puesta del sol mas que decente. Y ni siquiera sale en los circuitos turísticos. 

Dentro de unos años se convertirá en otra playa mas llena de suciedad y turismo desmedido, así que aun es buen momento para disfrutar de esta maravilla. Leo nos ha contado mil y una historias de los camboyanos, algunas de reír y otras de llevarse las manos a la cabeza. y lo dice con conocimiento de causa. lleva aquí mas de 5 años, habla su idioma, y hasta tiene una niña de año y medio con su novia camboyana. Nadie mejor para contarnos tantas cosas que prefiero no contar en este blog y que me reservo para mi. Así pasamos las dos ultimas horas antes de la puesta de sol y nuestro vuelta a Serendipity Beach. 

Antes habíamos estado todo el resto del día tirados a la bartola, en hamacas a pie del mar, con una cerveza en la mano y otra esperando nada mas terminarla a 0,75 centavos. Comiendo los mas exquisitos pinchos de calamaritos con chili picante, pimienta y lima que te preparan en la misma playa las vendedoras ambulantes y bañandonos en el agua cristalina pero ultracaliente a 32 grados, que parecía una bañera pero de verdad, de la que entras de puntillas porque te quemas las pantorrillas. Consejo para los mas tupis: después de comer cualquier cosa con las manos que lleve chile, lima, pimienta o las tres a la vez, no llevarse las manos a los ojos. Casi me quedo sin ver la puesta de Sol de la llorera que me entró. jajajaja. 

Pero el día se acaba y por la noche, de vuelta a nuestra playa de Serendipity, decidimos salir a alguno de los chiringuitos a cenar una de las famosas barbacoas de pescado que te ofrecen desde 3 dolares. Ya habíamos pinchado en uno de los chiringuitos, en el que por 3 dolares nos pusieron mas lechuga, pan de ajo y patata asada que pescado. Pero ayer tuvimos suerte, y después de regatear en un par de chiringuitos, conseguimos media barracuda como mi brazo de larga por 10 dolares, incluyendo toda la lechuga y pan de ajo del otro dia pero esta vez con casi un kilo de pescado. 

Y mientras esperábamos la cena se sentaron con nosotros unos niños que vendían pulseras, fuegos artificiales y linternas de esas que suben por el aire que calienta una pequeña velita encendida en su interior. Y estuvimos charlando un rato con ellos. Todos salían de la escuela a las 5 de la tarde y se iban a la playa a ver si podían sacar algo de dinero. Hablaban inglés, y una de ellas también francés, pero por lo que nos contó Leo, en la escuela les enseñan poco mas, y en cuanto están preparados para vender, los padres los sacan de la escuela y los ponen a ganarse el sueldo. Dependiendo de los escrúpulos de cada padre, en uno u otro negocio. El caso es que pasamos un ratillo tan agradable con ellos que se les olvidó que habían venido para vendernos cosas, y acabaron cantándonos canciones que se sabían y hasta haciéndose fotos con nosotros en sus smartphones. 

Fue un día muy completo y uno de los mejores del viaje. Y mañana buceo. Bueno, ha sido hoy, pero el buceo lo cuento en la siguiente entrada. Ciao. 

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